La crisis económica que se ha dado desde el comienzo de la pandemia, ha provocado un cambio importante entre los usuarios, que ahora se toman mucho más en serio el ahorro, y buscan obtener la mayor rentabilidad posible con productos como los depósitos bancarios, algo complicado dado los bajos tipos de interés que se están dando actualmente.
Por lo tanto, una buena solución para todos aquellos ahorradores que tienen como objetivo sacar la mayor rentabilidad posible a su ahorro, es recurrir a un depósito ubicado en el extranjero. Y es que, fuera de España, hay otros países que disponen de depósitos cuya rentabilidad es superior a la que se puede obtener aquí.
¿Por qué se buscan depósitos en el extranjero?
Los datos facilitados por el Banco de España, lo dejan muy claro: el tipo de rentabilidad de los depósitos a dos años durante el mes de septiembre, fue de apenas un 0,06%. Cifra que cualquier depósito extranjero puede superar con facilidad, ya que el tipo de rentabilidad media de estos productos suele ser de un 0,71%.
De esta manera, son cada vez más los usuarios españoles que se atreven a contratar sus depósitos fuera del país. Realmente, la mayoría no lo habían hecho hasta el momento por miedo a que estos fueran una estafa, o que su dinero pudiera peligrar de alguna manera. Esto no tiene porqué suceder si nos informamos detenidamente sobre el tipo de depósito que deseamos contratar, siendo conscientes del tipo de seguridad que posee, y si se encuentra respaldado por la autoridad del país.
Es decir, el depósito en el que vayamos a dejar nuestros ahorros, debe encontrarse garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos o FGD, puesto que se trata de un fondo que opera en toda la Unión Europea. Éste mantendrá nuestro depósito protegido ante cualquier tipo de imprevisto que la entidad adherida pueda sufrir en algún momento. Si esta llegase a quebrar, por ejemplo, el FGD se haría responsable de devolvernos el dinero que se encontraba en nuestro depósito.
Además de tener controlado el tema de la seguridad en los depósitos, otro aspecto clave a tener en cuenta antes de contratar uno, es el tipo de rentabilidad final que nos pueden ofrecer. Es importante tener esto muy en cuenta porque, aunque tengamos nuestro ahorro en el extranjero, que tributará en Hacienda como rendimiento de capital mobiliario. De hecho, hasta los 6.000 euros, la cantidad a tributar será de un 19%.
En el caso de que contratemos un depósito español, este proceso de tributación lo asumirá la propia entidad bancaria, incluyéndose en la declaración de la renta automáticamente. No obstante, si decidimos operar con una entidad del extranjero, debemos ser nosotros mismos quienes declaremos los beneficios obtenidos a Hacienda.
En este aspecto, es crucial informar a la entidad extranjera de que la residencia fiscal se encuentra en España, ya que de no hacerlo, tendríamos que asumir una doble imposición y pagar impuestos de dos países.
Por último, pero no menos importante, antes de realizar la contratación de cualquier depósito en el extranjero, es necesario informarse sobre el límite de ahorros que podemos tener. Si estos superasen los 50.000 euros, resultaría necesario informar a la Agencia Tributaria mediante la declaración de bienes en el extranjero.