La TAE o Tasa Anual Equivalente es un elemento imprescindible si lo que queremos es comparar diferentes productos financieros, tanto de ahorro o de inversión como de préstamos y créditos.
De hecho, es el único indicador financiero que podemos utilizar para la comparación. Por ley, todas las entidades están obligadas a publicar la TAE de cada producto ofrecido en el mercado, en los folletos y en las publicidades.
En realidad, solo es una fórmula matemática que incorpora no solo el tipo de interés nominal, sino también las comisiones y el plazo de la operación, independiente de si se trata de un préstamo o una inversión. De esta forma, al ser un indicador más completo que el tipo de interés, nos indica cuál va a ser el coste real en un periodo de un año.
Sin embargo, los problemas aparecen cuando el producto tiene interés variable. De hecho, la TAE solo sirve para el momento de la contratación. Luego del mismo, y si el tipo de referencia varía, habrá que calcular nuevamente la TAE. Esto sucede con depósitos referenciados o hipotecas variables. El Euribor es el indicador más utilizado para ello, y al haber un cambio en su revisión, la TAE también se modifica.
En fin, si quiere comparar la remuneración de dos depósitos, mire la TAE: