El depósito ha sido el producto estrella para los ahorradores más conservadores que buscaban un producto a corto plazo rentable y que no hiciera peligrar sus ahorros. Pero lo cierto es que desde que el Banco de España recomendara a los bancos bajar las rentabilidades no son tan atractivos como antes.
Muchos inversores a corto plazo han empezado a contratar un producto que llegó a representar la mitad de la industria de los fondos de inversión: los monetarios. Hablamos de los fondos monetarios a corto plazo. Las diferencias principales que hay entre ellos serían la rentabilidad, la liquidez y la fiscalidad entre otras. Aunque hablamos de posibles ventajas o inconvenientes de unos productos respecto a otros, pueden no ser los mismos en todos los ahorradores, ya que cada uno elegirá la que más se adapte a sus circunstancias.
Rentabilidad
La principal diferencia es que, en un depósito la rentabilidad se conoce de antes de contratar el producto, siempre que se mantenga la inversión el plazo establecido, mientras que en el fondo monetario no es posible conocer a priori los rendimientos que se van obtener. Tras la limitación de la rentabilidad, de estos últimos meses la mayoría de los depósitos ofrece el máximo recomendado: el 1,75% TAE. Es difícil encontrar un TAE más alto, a no ser que el depósito sea a largo plazo, donde puede llegar al 2% TAE.
Liquidez
Lo bueno de los fondos es que el ahorrador puede recuperar su inversión en cualquier momento al valor liquidativo del día que realice el reembolso. Estos fondos no suelen tener comisiones de reembolso. Pero como sabemos en un depósito, aunque es posible recuperar la inversión antes de su vencimiento, el banco suele penalizar con la mayor parte de los intereses acumulados.
¿Cambiará la rentabilidad de los depósitos en el último cuatrimestre del año?
La recomendación del Banco de España el pasado año de limitar las remuneraciones a los depósitos no fue sino la confirmación de una situación clara: la bajada de los tipos de interés y del precio del dinero, unida a la ralentización económica, hace que los productos garantizados comiencen a aumentar progresivamente el recorte a sus retribuciones.
Debemos pues medir la remuneración actual de los depósitos en función del contexto actual, entonces nos damos cuenta de que este rendimiento menor es relativo: en un contexto de deflación o desinflación con un IPC negativo y el tipo de interés tan bajo la comparativa de una rentabilidad del 1% por ejemplo, no resulta tan negativa cuando la hacemos contra una rentabilidad del 4% con el precio del dinero elevado y un IPC, por ejemplo por encima del 2%.
De hecho la realidad nos dice que la contratación de depósitos se ha convertido más en una cuestión de costumbre ahorradora que en un modelo de ahorroconvencido, sin embargo, aún así, debemos tener criterios que nos aconsejen sobre el depósito que más nos conviene, aunque en este caso los de remuneración cada vez pesen menos
Fiscalidad
Los fondos tienen mayores ventajas fiscales que los depósitos, ya que podemos cambiar de fondo sin tributar. Por otro lado, cada vez que vence un depósito y se renueva hay que tributar por los rendimientos obtenidos.
Respecto a la inversión mínima, los depósitos suelen obligar a realizar inversiones mínimas más altas que los fondos y, a veces, están limitados a nuevos clientes o a dinero traspasado desde otras entidades. Los fondos suelen fijar inversiones mínimas muy bajas, aunque generalmente tienen varios fondos monetarios que aumentan esta inversión mínima conforme se van reduciendo las comisiones de gestión.