Depósitos: rinden menos pero los contratamos parecido
Los productos de remuneración garantizada atraviesan probablemente si no el peor, uno de sus peores momentos históricos en general con los depósitos a la cabeza. Se encuentran en lo más bajo de la actual serie histórica en lo que la rentabilidad se refiere y, sin embargo, no sólo continuamos contratándolos sino que de hecho el pasado año 2014 presentaron una recaudación por encima incluso de la de los años previos a la crisis.
¿Qué son los depósitos referenciados?
En datos este crecimiento se sitúa en más de 27.000 millones de euros, debiendo representar el 42% de la riqueza familiar; traducido en datos globales el año pasado el patrimonio de los depósitos en nuestro país ascendía a 797.400 millones de euros, cifra que si la comparamos con la de 2007 nos aporta nada menos que prácticamente 160.000 millones más de patrimonio.
¿Es normal?
Si tuviéramos que hacer un primer análisis desprovisto de más consideraciones pensaríamos que no, que efectivamente tal aumento de la contratación de depósitos justo en el momento en el que menos rentabilidad por mucho ofrecen, no es una situación normal. Sin embargo si analizamos este hecho dentro del contexto real en el que ha evolucionado podemos comenzar a entender algunas de las claves de este supuesto sin sentido.
Cómo se calcula la rentabilidad anual de los depósitos
En los años previos al estallido de la crisis la apuesta de ahorro media de nuestro país apuntaba en buena medida al ladrillo, la especulación alrededor del ladrillo generaba una sensación de seguridad en el ahorro a futuro que superaba incluso la certeza del ahorro garantizado financiero, que por aquellos tiempos recordemos remuneraba los depósitos entre 4 y 5 mese más que hoy en día.
La pérdida de confianza en el ladrillo tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y una apuesta que en su momento parecía decidida de los bancos por los llamados súper depósitos o depósitos de alta rentabilidad, comenzó a movilizar el ahorro del ladrillo en dirección a los depósitos.
¿La evolución del miedo?
El transcurrir de los años, el cuestionamiento incluso de los fondos de garantía para los depósitos que todos recordamos en pleno rescate a Chipre, más una imagen muy deteriorada de la banca general y de la de nuestro país en particular, contribuyen al miedo del usuario medio con respecto a sus ahorros, es consciente de que el ladrillo para un inversor pequeño no es una opción, los productos de riesgo o renta variable le siguen intimidando, y encuentra un valor refugio en los depósitos, que tras la confirmación de sus garantías hasta 100.000 € después de la crisis de Chipre parecen haber recuperado la confianza en producto sólido que otras opciones no aportan.
En cierto modo efectivamente sí se puede llegar a considerar a este crecimiento del patrimonio depósitos una especie de evolución de ahorro del miedo, que prima por encima de todo la preservación del capital abstrayéndose incluso de algo tan básico como la remuneración.
¿Dónde está la rentabilidad de los depósitos?
Como ya hemos indicado actualmente la rentabilidad de los depósitos se encuentra más baja que nunca. Si en el año 2012 podríamos encontrar depósitos hasta el 4,5% en imposiciones a medio plazo, incluso por debajo del año, ahora las mejores opciones a un año difícilmente alcanzan el 1%, y los plazos medios por debajo del año están más por debajo del 0.50% que por encima.
Cómo negociar con el banco las condiciones de tu depósito
Algunas, muy pocas, entidades, en negociaciones particulares y dependiendo del patrimonio del usuario y su vinculación con la entidad pueden llegar a ofrecer a plazos largos rentabilidades del 3%, pero se trata de depósitos negociados, no estándar y no al acceso de la media de ahorrador.
No es previsible por otro lado que durante este año mejore en exceso esta situación, de hecho la tendencia a la baja puede incluso mantenerse y seguir aplicándose reducciones. En este sentido una alternativa creciente que ya ganó en el último trimestre del pasado año un buen flujo de usuarios es la opción de los fondos de inversión, destino de muchos ahorradores desengañados con la rentabilidad de los depósitos.