Se trata de unos depósitos que resultan muy similares a los de plazo fijo a los que estamos acostumbrados a contratar. Sin embargo, no se llevan a cabo a través de la misma moneda, y disponen de unas particularidades que conviene conocer.
Entre ellas, cabe destacar que disponen de una rentabilidad que el usuario puede pactar con la entidad bancaria antes de hacer el contrato, una posibilidad que poseen los depósitos generalmente y los diferencia de otros productos.
Estos productos son más recomendados para usuarios que ya poseen un nivel elevado de conocimientos sobre las inversiones, especialmente si ya se conoce el funcionamiento del mercado de divisas. Una vez que se tiene todo esto en cuenta, lo siguiente que hay que hacer es escoger el tipo de producto que más se ajuste a nuestras necesidades, así como el dinero que estamos dispuestos a invertir.
Hay que recordar que no puede ser dinero que necesitemos mientras dure el contrato que hemos pactado de antemano, por lo que es importante pensar si nos encontramos en disposición de invertir más o menos, siendo lógicos con las decisiones tomadas.
Otro aspecto a tener en cuenta, es que el tipo de rentabilidad varía en cada país, puesto que hay muchos tipos de mercado. Por lo tanto, si en el lugar en el que nos encontramos no estamos obteniendo el mismo tipo de rentabilidad que podríamos obtener con un depósito de divisas en nuestro ámbito geográfico, es el momento de considerar si sería más conveniente para nuestro bolsillo realizar ese cambio.
Sus ventajas
Como ya hemos mencionado anteriormente, este tipo de depósitos bancarios están pensados para usuarios con un perfil conservador que ya poseen un determinado conocimiento sobre las inversiones, y además sobre los cambios de moneda. Para saber si es el producto que más nos conviene en este momento, hay que conocer sus ventajas e inconvenientes.
Comenzaremos hablando de las ventajas. La principal de todas ellas es que se tiene acceso a una rentabilidad que se encuentra por encima de la que tienen otros depósitos, ya que se tiene la oportunidad de encontrar beneficios por medio de las divisas, pero esto solamente ocurrirá si escogemos la que se encuentre en alza en este momento.
También hay que saber que se trata de un producto que ofrece una oferta muy amplia, que incluye el dólar, la libra o el yen, entre otros. Además se pueden contratar muchas otras divisas, por lo que puedes escoger la que más se adapte a tus necesidades inversoras.
Dispone de un nivel de seguridad avanzado, ya que en el momento de contratación cada vez son más las entidades que ponen a disposición de sus clientes un seguro de pago. Es decir, gracias a ese seguro, el usuario no va a tener pérdidas económicas graves en caso de imprevistos.
Aunque esto no está garantizado en el 100% de las ocasiones, es importante saber que se puede conseguir una doble rentabilidad. Esto ocurre por dos motivos: el depósito paga intereses, y si sabemos hacer el cambio de divisa a euros en el momento adecuado, también obtendremos un segundo beneficio.
Sus inconvenientes
Por supuesto, como todos los productos que existen en el mercado, dispone de una serie de contras que hay que tener muy en cuenta para valorar si es lo que más nos conviene o si debemos seguir buscando.
Los gastos y comisiones de este producto nunca pueden superar a la rentabilidad que obtengamos. En el caso de que ocurra, no es beneficioso para nosotros y deberíamos considerar dejarlo.
La moneda a través de la que invertimos puede estar sufriendo un momento de crisis, algo que nos hará perder ganancias. Para que eso no pase, lo mejor es que estemos pendientes de su evolución y hagamos cambios cuando sea necesario.
Además, el riesgo de este producto es mayor que el de un depósito a plazo fijo habitual. Si no queremos llevarnos sorpresas, es conveniente tenerlo en cuenta antes de contratarlo.
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