Por qué tienes que tener cuidado con los depósitos estructurados
Si buscas una forma segura de rentabilizar tus ahorros, es posible que en algún momento te hayas encontrado con los depósitos estructurados. Suelen presentarse como una alternativa más rentable a los depósitos tradicionales, ofreciendo la posibilidad de ganar más dinero sin asumir demasiados riesgos.
Pero aquí está el problema: no son tan seguros como los depósitos convencionales y pueden esconder condiciones que los hacen menos atractivos de lo que parecen. Antes de contratar uno, es importante saber en qué te estás metiendo.
¿Qué es un depósito estructurado?
A simple vista, un depósito estructurado parece un depósito a plazo fijo, pero con una diferencia clave: su rentabilidad no está garantizada. En lugar de ofrecer un interés fijo, el rendimiento depende de la evolución de un índice bursátil, una cesta de acciones o algún otro activo financiero.
Es decir, si el activo de referencia sube, puedes obtener un beneficio interesante. Pero si las cosas no van bien, puedes acabar con una rentabilidad mínima o incluso sin ganar nada.
Los riesgos que no te cuentan
Aunque los bancos los promocionan como una opción segura, los depósitos estructurados tienen varios puntos débiles que debes conocer antes de contratarlos.
1. Rentabilidad incierta
A diferencia de un depósito tradicional, donde sabes exactamente cuánto vas a ganar, en los estructurados dependes de la evolución del mercado. Puede que el activo suba y obtengas una buena rentabilidad, pero también es posible que no se cumplan las condiciones y termines sin beneficio o con un interés muy bajo.
2. Plazos largos y sin liquidez
Normalmente, los depósitos estructurados tienen plazos que van desde los 2 hasta los 5 años. Durante ese tiempo, tu dinero queda bloqueado y no puedes retirarlo sin pagar penalizaciones. Si necesitas el dinero antes de tiempo, podrías perder parte del capital o asumir una rentabilidad negativa.
3. Complejidad y falta de transparencia
Las condiciones de estos productos pueden ser difíciles de entender. Muchos incluyen fórmulas complejas para calcular la rentabilidad, con cláusulas que limitan las ganancias o establecen requisitos difíciles de cumplir.
Algunos incluso tienen límites máximos de rentabilidad, lo que significa que, aunque el activo de referencia suba mucho, tú solo recibirás una parte de esa subida.
4. No están cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos
El capital inicial suele estar garantizado por el banco, pero la rentabilidad no. Y, aunque el banco quiebre, solo recuperarías el dinero hasta el límite del Fondo de Garantía de Depósitos (100.000 euros por titular y entidad) si el producto cumple los requisitos. Si el depósito estructurado está vinculado a otros activos financieros, el riesgo puede ser mayor.
¿Son recomendables los depósitos estructurados?
Depende de tu perfil financiero. Si buscas una inversión segura y predecible, lo mejor es optar por depósitos a plazo fijo o cuentas remuneradas. Si, en cambio, estás dispuesto a asumir un poco más de riesgo a cambio de una rentabilidad potencialmente mayor, un depósito estructurado puede ser una opción, pero siempre conociendo bien sus condiciones.
Antes de contratar uno, asegúrate de leer la letra pequeña y preguntar todas las dudas al banco. Y, sobre todo, no inviertas en algo que no entiendes completamente.
Conclusión: no todo lo que brilla es oro
Los depósitos estructurados pueden parecer atractivos por su rentabilidad potencial, pero no son productos sencillos ni exentos de riesgos. Si decides contratar uno, hazlo con conocimiento y sin dejarte llevar por promesas de grandes beneficios. En muchas ocasiones, es mejor elegir una inversión más transparente y sin sorpresas.