Los certificados de depósitos son un tipo de producto financiero, a través del cual el usuario deposita una determinada cantidad de dinero por medio de la entidad bancaria que escoja. La cantidad de intereses de cada certificado es la que determina la rentabilidad que podemos obtener a través de ellos.
La finalidad de este tipo de productos es, sin duda alguna, sacar la mayor rentabilidad posible a nuestros ahorros. Y es que, generalmente, los usuarios tienden a pensar que con una cuenta de ahorros ya es suficiente para llevar a cabo el ahorro previsto. Sin embargo, a través de los certificados de depósitos conseguimos que nuestros ahorros aumenten de valor considerablemente a lo largo del tiempo.
Este tipo de productos financieros funcionan de la siguiente manera. Para empezar, debemos saber que en este caso, los usuarios que desean ahorrar no son los únicos que se benefician en la contratación de estos certificados. Los bancos hacen uso del dinero que depositamos para poder conceder préstamos, o créditos, entre otras cosas. Por lo tanto, ellos también consiguen sacar rentabilidad del dinero que depositamos.
Certificados de depósitos cosas a tener en cuenta
Por supuesto, la rentabilidad es muy interesante en los certificados de depósitos, ya que es mayor que en una cuenta de ahorro convencional. De esta manera, se consigue que el usuario obtenga mayor beneficio, y por lo tanto vea más factible hacer uso de este producto antes que de cualquier otro.
En relación a lo que mencionamos anteriormente, sobre que las entidades bancarias también sacan rentabilidad de estos productos, nos encontramos con la siguiente característica a tener en cuenta en un certificado de depósitos: flexibilidad en los términos.
A los bancos les interesa que los usuarios escojan este tipo de productos, por lo que tratan de ofrecerlos de la manera más atractiva posible. Por ello, ponen a disposición de los usuarios una alta flexibilidad en sus términos, que aumenta en base al periodo de tiempo que el usuario mantenga contratado el producto. Es decir, a mayor periodo de tiempo, mayor va a ser la flexibilidad en los términos, y también la rentabilidad que podremos sacar a dicho producto financiero.
Las comisiones de las que dispone son bajas, que por norma general son sólo referentes al mantenimiento y apertura del mismo. No obstante, también cabe la posibilidad de encontrar certificados de depósitos que se encuentren totalmente libres de comisiones.
Por otra parte, es importante distinguir la diferencia entre un certificado financiero, un certificado de depósito o un depósito a plazo fijo, ya que son términos que los usuarios tienden a confundir. De hecho, si queremos distinguir unos de otros, realmente es tan sencillo como prestar atención a sus nombres.
Es decir, todos ellos son productos financieros cuyo objetivo es sacar la mayor rentabilidad posible, al mismo tiempo que se captan los recursos y se comercializa con ellos. La diferencia entre unos y otros se encuentra en su propio nombre, ya que su denominación varía en función del origen de la entidad bancaria que los ofrezca. No va a ser igual el nombre de un producto en México que en España, y viceversa.